PRESERVACIÓN
Los agaves se originaron hace aproximadamente 10 millones de años y hace 10,000 que tenemos evidencia de sus usos. Se están haciendo esfuerzos importantes con los productores para que entre el 10 y 20% de las plantas lleguen a la floración para que la reproducción no sea por clonación sino por semilla.
Una de las características más espectaculares e interesantes de los agaves es que después de una impresionante inflorescencia, sobreviene su muerte. Un sólo evento reproductivo, pero suicida.
Para que la reproducción de las plantas mejore, es necesario que existan variaciones genéticas. Para combatir las plagas o que puedan crecer con variaciones climáticas, es necesario que las plantas sean capaces de sufrir variaciones genéticas. La diversidad genética es la materia prima de la evolución. Debido a que los agaves son plantas perenes, tienen una larga variación genética y gracias a los polinizadores, generalmente murciélagos, pueden viajar largas distancias. Sin embargo la producción en masa y el ritmo de consumo provocan que las grandes industrias reproduzcan las plantas con procesos no beneficiosos para su conservación de las especies.
Los agaves pueden reproducirse a partir de una semilla o de una roseta de la misma planta adulta. Si es el caso de la roseta, perdería variaciones ya que sería idéntica la información genética. Esto sirve para cuando no hay suficientes polinizadores pero coarta la diversidad genética.